Del latín sinceritas, sinceridad es el modo de expresarse sin mentiras ni fingimientos. El término está asociado a la veracidad y la sencillez. La sinceridad implica el respeto por la verdad (aquello que se dice en conformidad con lo que se piensa y se siente).

Con respecto al debate de la pasada semana os hago llegar un breve resumen por si os sirve de ayuda. Sinceridad
Empecemos por la diferencia entre Sinceridad y sincericidio. A veces pensamos que debemos ser sinceros a toda costa y eso no está nada mal siempre y cuando no se vuelva un sincericidio, el exceso de la honestidad nos puede llevar a cometer sincericidio, ya que estamos llevando la sinceridad a un extremo de verdad sin filtros y de esta manera podemos estar haciendo daño a los demás.

¿Cuándo hablamos de sinceridad y cuándo lo hacemos de sincericidio?

Hablar de sincericidio significa decir la verdad sin límites, sin prudencia, y no tenemos en cuenta lo que la otra persona está sintiendo o desea, diciéndolo de otra manera seria aplicar la sinceridad sin inteligencia ocasionando daños innecesarios.

Desde mi punto de vista decir la verdad para ayudar y la sinceridad para construir, pero nunca para derruir o derribar a otros. No olvidemos que la verdad es un arma muy poderosa, que no debe carecer de habilidades sociales, ni empatía. Cuando hacemos uso del sincericidio no estamos respetando al otro ya que es una verdad sin empatía, sin respeto, y sin tener en cuenta al otro, este acto estaría hablando más de nosotros mismos, también es cierto que el acto surge desde una necesidad de desahogo expresándonos inconscientemente en muchas ocasiones.

Para no herir, no se necesita mentir. No es tan sencillo, pero si observamos a veces una verdad empeora la situación o no sirve de nada decirla. Lo mejor sería hacer uso de la sensibilidad para comunicar aquello que queremos decir en el momento y el contexto adecuado.

El buen uso de la verdad y porque no debemos mentir.
Un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience demostró que cuando mentimos, la amígdala, el área que trabaja en nuestro cerebro cuando realizamos esta acción, disminuye la activación a medida que decimos mentiras, de esta manera se desensibiliza ante la repetición de tal acción. Es decir, cuando mentimos nuestro cerebro se relaja y se acostumbra a no decir la verdad, nuestra función es aprender a seleccionar y trasmitir la verdad

Si queremos que nuestras relaciones sociales resistan, debemos poner ciertos filtros a lo que queremos comunicar independientemente de que lo que trasmitimos le acompañe la realidad o no.

Volviendo al sincericidio debemos tener en cuenta que no nos aporta ninguna habilidad, ni con ello nuestra autoestima mejora, tampoco ayuda a mejorar nuestras relaciones sociales. Deberíamos tener en cuenta con cuanta sensibilidad, delicadeza trasmitimos ciertas verdades. Otras verdades debemos guardarlas hasta que llegue el momento, otras no compartirlas porque no son necesarias y de poco interés y con otras hay que decirlas gradualmente de manera que la persona pueda asimilarla detenidamente.

Solo aquellas personas con habilidades sociales, saben expresar lo que sienten sin dañar, se toman su tiempo para medir sus palabras y hacer que con sus acciones o su lenguaje se genere un entorno mejor para sí mismos y para los demás

¿Es bueno decir siempre la verdad o es sincericidio?