En muchas ocasiones no entendemos por qué motivo existen personas a nuestro alrededor que no tienen el mismo nivel de consciencia que el nuestro. El que la otra persona no actúe según nuestros valores, creencias, o habilidades de gestión emocional no significa que no estén pasando por un proceso al que le lleve a un cambio. El conflicto surge cuando nos creamos expectativas de cómo la otra persona debe actuar según nuestra necesidad, lo cierto es que cuando intentamos cambiar al otro estamos siendo egoístas y no respetamos el tiempo que necesita la otra persona para vivenciar por sí misma la necesidad de una toma de consciencia. Los tiempos van relacionados con nuestros ciclos vitales de vidas y al ser diferentes los sentidos existenciales según el ciclo vital en el que nos encontremos, tendremos un nivel de consciencia u otro a través de las vivencias por las que hemos pasado o no.
Lo más importante es reconocer que detrás de todo comportamiento, por muy extraño que nos parezca, actúa el amor. Según Hellinger «lo decisivo es encontrar el punto en el que este amor se concentra. Esta es la raíz, y desde allí siempre se encuentra el camino a la solución, ya que también la solución siempre pasa por el amor»
Si somos capaces de respetar nuestros tiempos sin castigarnos o culparnos por no lograrlo, estaríamos ante la posibilidad de poder ver el proceso de la otra persona desde una mirada compasiva, aceptándose en toda su esencia.
Por lo general aplicamos el respeto al proceso.