Según la Real Academia Española de la Lengua (RAE) el significado de resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límites y sobreponerse a ellas, pero en la psicología añadimos algo más al concepto de resiliencia: Gracias a la resiliencia el ser humano ha sido capaz de afrontar situaciones potencialmente traumáticas y dolorosas, además podemos descubrir ante tales experiencias una fortaleza interna que antes no habríamos reconocido sin las propias experiencias.
La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancia y nuestras necesidades. Una persona resiliente es capaz de sobreponerse ante la adversidad que le ha tocado vivir y utiliza dicha situación para ir un paso más allá y crecer desarrollando al máximo su potencial como ser humano. La resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida. No es genético aunque puede haber una tendencia genética que predispone a tener un “buen carácter”. Cuando tenemos un modelo a seguir como nuestros padres o alguien cercano si son personas resilientes podríamos tener un aprendizaje, siendo más positivos. No es una cualidad innata, pero los estudios nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.
Son muchas las características de una persona resiliente entre ellas:
1- Gestionar sus emociones y no tratar de controlar la situación.
2- Flexibilidad ante los cambios imprevistos.
3- Tenaces en sus propósitos.
4- Son objetivos a través de un prisma optimista.
5- Confían en sus capacidades.
6- Su creatividad les hará transformar su experiencia dolorosa en algo bonito o útil.
7- Conocen sus fortalezas, habilidades, sus limitaciones y defectos.
Etc.