Este vínculo es el más importante, porque es el primero que mantenemos en nuestra vida. De ella nos nutrimos, y conforme haya sido esa nutrición, serán las herramientas que tendremos para enfrentar la vida, de ella recibimos la energía de vida, conforme haya Sido esa energía, así nos sentiremos. Cuando veas a una persona siempre enojada, su enojo en realidad es con su madre, de un modo muy inconsciente.
Comúnmente se dice: está enojado con la vida, o está en guerra con la vida, la madre representa la vida, si yo no estoy en paz con mi madre estaré en guerra con mi vida. Por eso la importancia de sanar este vínculo. Muchas de nuestras enfermedades, son del niño que no recibió ese amor que le hizo falta de su madre, quedó desnutrido emocionalmente.
Somos madres de nuestros hijos conforme nuestros progenitores lo hicieron con nosotras. Puede pasar también que me vaya al otro extremo, ser diferente con mis hijos en comparación con mi madre, de igual modo, tengo que saber, que aquí se está hablando de energía de vida, si mi mamá fue autoritaria y hoy yo soy permisiva, y no recibí de ella energía de vida, de igual modo me costará muchísimo criar a mí a hijos, ya que carezco de dicha energía.
¿Por qué mi mamá no me dio energía?
Porque ella no la recibió de su propia madre, por consiguiente no la tenía en ella misma, para entregármela a mi.
Generalmente no podemos dar energía de vida a nuestros hijos, que no hayamos recibido de nuestra propia madre. Si yo no recibí una maternidad apropiada, óptima, donde todas mis necesidades emocionales y afectivas estuvieran cubiertas, me costará la maternidad a mis hijos, ya que no recibí energía de vida de mi madre, mi madre tampoco tuvo energía de vida para ejercer su maternidad como debió hacerlo. El dolor, el bloqueo, la carencia de dicha energía, se arrastra de generación en generación, y si hoy quiero que fluya para beneficiar a mis hijos y a mi misma, debo liberarla, desde los ancestros hasta los descendientes.
El bloqueo está en el pasado, en las infancias ancestrales transgeneracionales. Recordemos que en la infancia damos a nuestros hijos la energía de vida para desarrollarse en su vida de adulto, y si no la damos sabiamente, enfermamos, bloqueamos ese influjo.
Cada generación que no recibió sabiamente dicha energía de sus madres, se queda mirando hacia el pasado, esperando esa energía, desprotegiendo a la descendencia, no nutriendo a la descendencia.
Muchas madres, siguen el amor que no recibieron de su madre, no logrando cortar el cordón sanamente, cuando hacemos esto, estamos desprotegiendo a nuestros hijos. Debemos sanar este aspecto. Mientras yo esperé amor de mi mamá siendo una adulta con hijos, debo saber que no estoy nutriendo a mis hijos, quedándome en un estadio infantil. Creando una cadena de desnutridos emocionales